
Uno de los mayores éxitos de The Clash es 'Rock The Casbah'. La historia de la canción es simple: un Sheik en alguna nación de Medio Oriente decide prohibir el rock para combatir la "degeneración" de la juventud; la música se convierte en un símbolo de resistencia hacia la opresión cuando los aviones de combate, en lugar de atacar a la multitud inconforme, transmiten la controversial melodía en sus radios de cabina.

Este fenómeno no es exclusivo de naciones con regímenes islámicos. En Estados Unidos, tres jóvenes de West Memphis fueron condenados por el asesinato y tortura de un menor porque las autoridades consideraron que debían ser miembros de un culto satánico al gustarles el metal; aunado a esta cuestión, los medios de comunicación culparon a Marilyn Manson de inspirar indirectamente a los perpetuadores de la Masacre de Columbine.
Para los gobiernos y los medios de comunicación es mucho más sencillo culpar al rock de todas las fallas de la sociedad en lugar de proponer soluciones a problemas más profundos que significarían un cambio en el status quo. Les incomoda un género musical que es consciente de estas fallas y escribe letras para señalar las contradicciones. A diferencia de lo que dice la autoridad, el rock, en lugar de provocar el caos, evidencia los problemas de la decadente sociedad en la que nació.

A pesar de los esfuerzos de gobiernos, asociaciones de padres y medios de comunicación por callar al género, los seguidores del rock han llevado a sus artistas preferidos a niveles que incluso superaron a Jesús. El talento (o decadencia) de estos hombres no sólo se puede atestiguar en sus piezas musicales, sino también en sus palabras.
"El rock es tan bueno conmigo. Es mi hijo y mi abuelo".
Chuck Berry
“La música nunca puede ser mala, digan lo que digan del rock 'n' roll”.
Elvis Presley



Joe Strummer



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